Publicado el lunes, 2 de marzo de 2020 por Laura Marchesani
La creación de embriones es una etapa fundamental para el éxito de un tratamiento de reproducción asistida pero, a pesar de ello, muchos futuros padres no son conscientes de las posibles dificultades que pueden surgir en esta fase.
De hecho, quienes no han vivido un tratamiento de fertilidad pueden pensar que los tratamientos médicos de reproducción 'in vitro' son infalibles, o que es suficiente seguir unas reglas determinadas para tener garantizado el éxito.
Aunque algunas clínicas de EE.UU. tienen unos porcentajes de éxito, es decir, de embarazos conseguidos, muy elevados, ello no significa necesariamente que todos sus pacientes obtendrán el resultado esperado.
Si hubiera una guía infalible para crear embriones óptimos, no sólo en términos de calidad sino también en cuanto a número, para poder tener más de un hijo, todos los aspirantes a ser padres la seguirían al pie de la letra. Por desgracia, no es así.
¿Qué se necesita para crear buenos embriones? A cada óvulo disponible se le fecunda con un espermatozoide, por lo que los 'ingredientes' básicos son ovocitos y, como se decía, espermatozoides.
Hay indicios sobre su calidad y un médico experto en reproducción asistida sabe valorar si existen buenas posibilidades de éxito.
Aún así, incluso cuando las hay, esto no implica que se pueda garantizar un embarazo. Hoy en día, todavía existen factores desconocidos que entran en juego en la unión de óvulo y espermatozoide que están fuera del control humano.
No siempre. Digamos que empezar con un buen resultado en el análisis de semen es un primer paso, pero los óvulos también deben tener una calidad óptima para que, de la unión de ambos, puedan generarse embriones que provoquen un embarazo. En otras palabras, unir los mejores ingredientes no garantiza el éxito, pero aumenta las posibilidades de alcanzarlo.
También puede suceder que el seminograma dé un buen resultado, o al menos aceptable para una fecundación 'in vitro', pero que, en el momento de la fusión con los óvulos, el resultado que se obtenga no sea el deseado, es decir, que haya pocos embriones y/o no óptimos.
Es una posibilidad a tener en cuenta. En realidad, muchas veces la solución está en volver a intentarlo ya que, por un simple cálculo de probabilidades, cuantos más intentos, más posibilidades de éxito, aunque también porque no siempre el ginecólogo de reproducción asistida puede llegar a entender la razón por la que la creación de los embriones 'in vitro' no ha funcionado como se esperaba.
No obstante, cuando se han llevado a cabo varios intentos sin éxito, se presenta el momento de valorar la donación de gametos para cambiar uno de los ingredientes (o los dos), intentando de esta manera conseguir un resultado diferente de los anteriores.
Esta decisión no es fácil de tomar. En primer lugar, porque implica que no habrá un vínculo genético entre el bebé y el progenitor; en segundo, porque hay que aceptar la idea de utilizar un ADN externo a la familia; y tercero, porque los hombres y mujeres que donan sus gametos reciben un reembolso de gastos o una compensación económica que hace que aumenten los gastos para los padres intencionales. Además, si son necesarios tanto óvulos como espermatozoides donados, se debe considerar que no todas las provincias de Canadá ni todos los estados de EE.UU. permiten la gestación subrogada sin vinculo genético con los padres intencionales.
Por todo ello, antes de poner en marcha este nuevo mecanismo, es necesario informarse en profundidad para poder tomar una decisión consciente.
