Publicado el lunes, 2 de diciembre de 2019 por Laura Marchesani
De entre todas las cosas que pueden suceder durante un camino de gestación por sustitución, la que quizás genera más ansiedad y preocupación en los padres son los silencios de la gestante.
A menudo, los padres intencionales desean que haya un contacto diario con su gestante, con constantes puestas al día y voluntad de comunicarse casi en cada momento. En la realidad, a veces, las cosas no son exactamente así, por motivos tales como que las gestantes tienen niños pequeños, una familia de la que hacerse cargo, un trabajo,… en resumen, una vida a la que dedicarse. Todo ello puede provocar que esas mujeres no mantengan una comunicación tan frecuente con los padres intencionales.
En otras ocasiones, la gestante puede ser una persona reservada que prefiere mantener contacto sólo durante los fines de semana o en determinados momentos, cuando dispone de más tiempo y se siente más libre.
Como es natural, hay fases en las que los padres se encuentran especialmente sensibles a un cambio en la comunicación o a un silencio inesperado, como por ejemplo cuando están esperando alguna información o actualización sobre el ciclo de reproducción asistida o acerca del estado de salud de la gestante.
Lo mismo sucede si la gestante tiene que hacerse un análisis y, por una u otra razón, no puede ir al laboratorio para someterse a los test en el momento que los padres intencionales tenían pensado. Este tipo de circunstancias a menudo generan cierta tensión por las expectativas de las partes pero, si la gestante debe aplazar un examen o una vista médica, a los padres les toca esperar.
Ni siquiera las propias agencias que funcionan como intermediarias pueden intervenir -al contrario de lo que piensan algunos padres- en la agenda de la gestante. Por ello es muy importante que las partes -padres intencionales y gestante- basen su colaboración en la confianza mutua y en la transparencia, de manera que sea posible comunicar las expectativas y las necesidades personales de cada uno.
Por ejemplo, la gestante debe de sentirse libre de decirle a los padres que no puede prepararse para recibir los embriones en un determinado momento o que no puede viajar para ir a hacerse una prueba específica requerida por el ginecólogo. Además, por desgracia, muchas veces la alternativa es la mentira y dejar que pase el tiempo en silencio, creando así un clima de frustración y preocupación.
Precisamente porque se trata de un camino que implica a una mujer libre y voluntaria, no se puede pretender imponer determinados tiempos, sino que es fundamental crear un clima de colaboración y transparencia. No siempre es fácil, sobre todo cuando hay que afrontar asuntos difíciles, pero es en estas situaciones en las que los intermediarios -como las agencias- pueden echar una mano para romper el hielo o para introducir aquellos temas sobre los que hay que hablar.
Como en todas las relaciones, es probable que haya malentendidos, momentos de frustración, preocupaciones, pero no existe otra manera de recorrer un camino de gestación por sustitución sereno.
Si no existe confianza entre las partes, una simple demora en la comunicación, un mensaje olvidado o no leído, o un inconveniente con alguna fecha llegan a ser fuente de estrés para todos. De hecho, algo tan habitual como un retraso en el ciclo menstrual de la gestante, que conlleva un cambio en el calendario establecido para la preparación de la transferencia de embriones, es percibido por algunos padres intencionales como una incidencia menor mientras que para otros se trata de un escollo insuperable.
