Publicado el jueves, 20 de octubre de 2016 por Laura Marchesani
Los tratamientos de reproducción asistida son, en general, bastante caros. Obviamente se trata de técnicas vanguardistas que requieren una infraestructura amplia, bien consolidada, así como experiencia y preparación del personal que las ejecuta.
Como es natural, los costes dependen de una serie de factores, el primero de los cuales es la situación personal de los pacientes, es decir, la circunstancia que les lleva a acudir a una clínica. En cualquier caso, inevitablemente, se tiende a pensar que los precios son elevados, sobre todo porque ninguna técnica ofrece garantía de éxito.
Las tarifas varían según el país donde se encuentra la clínica -de hecho los precios de las clínicas estadounidenses no son los mismos que los de las españolas, por ejemplo-. No obstante, no olvidemos que una clínica que se adapta a la normativa de un país ofrece garantías que ninguna otra puede dar.
Las redes sociales, o Internet en general, permiten acceder a prácticamente cualquier producto casi al instante haciendo una simple búsqueda. Entre los diversos artículos que se pueden adquirir no es raro encontrar muestras de semen. Dado que la donación de esperma en una clínica tiene un coste, intentar una inseminación casera parece más accesible desde el punto de vista económico.
Por ello, se encuentran en la red anuncios de personas que ofertan sus espermatozoides a título personal, y por un módico precio, para mujeres que desean ser madres y que no tienen impedimentos físicos, pero que necesitan un donante.
Esta práctica se está extendiendo de tal modo en España que el Ministerio de Sanidad ha debido intervenir para pedir a las webs que ofrecen estos "artículos" que asuman la responsabilidad de sus acciones.
Se producen también coyunturas en las que el donante es un amigo, algún conocido del que la receptora se fía. Estas situaciones pueden hacer que se formen familias nuevas y serenas pero, en ocasiones, provocan contenciosos pues no se puede olvidar que las relaciones entre personas están sujetas a cambios. Prever cómo reaccionará un amigo donante en el futuro, una vez haya nacido el niño o, simplemente, qué camino tomará la amistad entre ambos es imposible. Esto significa que donde creemos que no existen problemas que afectan a la salud pueden surgir cuestiones legales particularmente fastidiosas.
Las muestras de semen que se usan en las clínicas están siempre controladas. Quien dona en España debe someterse a un estudio médico y estar incluido en los supuestos que marca la ley. Si bien la donación es anónima en el país, no olvidemos que la clínica que efectúa la inseminación o cualquier otro tratamiento con participación de un donante puede siempre dirigirse a la persona en cuestión si fuera necesario. Por otro lado, desde el punto de vista legal, la madre del niño que nazca tras el uso de semen de un donante está tutelada legalmente. Del mismo modo, el propio donante está seguro de que nadie le reclamará que se haga cargo de un niño que no es suyo sino fruto de su donación.
Si la mujer que desea ser madre no tiene en efecto ningún impedimento físico para quedarse embarazada, es muy probable que dirigiéndose a un centro especializado deba hacer frente a unos gastos bastante contenidos ya que no tendrá necesidades demasiado especiales.
Considerando estos factores, que son algunos de los que habría que valorar siempre sobre este particular, sería bueno preguntarse si vale verdaderamente la pena correr riesgos no controlables para intentar una inseminación casera.
