Publicado el martes, 26 de marzo de 2019 por Laura Marchesani
Cuando una familia empieza un camino de gestación subrogada, por norma general debe de tener en cuenta una serie de factores económicos que son importantes para la mayoría de las personas. En realidad, muy pocas familias se pueden permitir afrontar un camino de reproducción asistida con una gestante y en otro continente sin que el componente monetario constituya una preocupación, más aún cuando la gestación por sustitución se lleva a cabo en un país del primer mundo, es decir, en una zona en la que el proceso supone costes elevados.
Evidentemente, cuando se habla de la inversión requerida en una técnica de reproducción asistida que involucra a otras personas externas a la familia, con posibles donantes y gestante, no se hace referencia sólo a los costes financieros sino también al tiempo, a las esperanzas y a los proyectos de futuro que son parte del camino.
No obstante, si bien los aspectos emocionales hay que afrontarlos de manera interna y personal, es posible que, con la ayuda de un psicólogo o de un coach, los elementos más prácticos puedan ser valorados con serenidad y en términos objetivos.
Si es necesario recurrir a la ayuda de una donante de óvulos, el proceso de reproducción asistida la afecta a ella también, por su propio involucramiento en términos de tiempo, molestias, riesgos, apuesta personal, etc.; factores que no se deben infravalorar.
Cuando hablamos de las posibilidades de éxito a la hora de conseguir un embarazo y un nacimiento, el papel de la donante es muy importante, tanto desde el punto de vista del tratamiento al que se somete como del de su calidad ovárica.
Si nos centramos en la inversión económica que la donación supone, hay elementos que merece la pena valorar con la mente fría.
Así, elegir a la donante que tiene un coste menos elevado, por ejemplo porque vive cerca de la clínica y sus gastos en transporte son limitados, puede ser una estrategia para ahorrar algo de dinero, pero sólo si todos los demás elementos llevan a concluir que ella será la candidata ideal.
En otras palabras, la elección de la donante no puede orientarse valorando únicamente el gasto sino en su conjunto, pues si la candidata no da óvulos suficientes para poder buscar el embarazo, ¡el coste de volver a empezar el tratamiento con otra donante será mucho más caro!
Volar a una clínica de reproducción asistida en los Estados Unidos o en Canadá nunca es barato. Por lo general, de hecho, los billetes de avión son bastante caros, sobre todo hacia algunos destinos o en algunas épocas del año.
Si es posible escoger cuándo acudir a la clínica donde se efectuará la fecundación 'in vitro', podría ser una buena idea evitar las temporadas en las que viajan muchas personas, tales como Navidad, Semana Santa, agosto, etc. puesto que los vuelos suelen ser más onerosos en esas fechas.
Sin embargo, intentar ahorrar unos pocos euros haciendo varias escalas o permaneciendo en la localidad de destino escasas horas, quizá no merezca la pena. En este caso, no se trata sólo de valorar costes sino también de pensar en posibles incidencias que pueden provocar retrasos o cancelaciones o, incluso, en pequeños malentendidos con la clínica de reproducción asistida o indisposiciones personales. Por todo ello, buscar fechas que permitan volar por menos dinero es útil, pero planificar los desplazamientos con el único objetivo de ahorrar unos centenares de euros podría no serlo tanto.
La tranquilidad de los futuros padres también es un elemento a valorar, así como dar al viaje hacia la clínica de reproducción asistida el tiempo y la prioridad necesarios. Lo ideal sería, pues, tener en cuenta el precio pero, asimismo, la importancia del viaje, la valoración de posibles imprevistos y, en definitiva, ayudarse a uno mismo a tener el menor estrés posible.
