Publicado el lunes, 30 de noviembre de 2015 por Laura Marchesani
Muchos futuros padres que están pasando por un tratamiento de reproducción asistida se preguntan cuál es el mejor momento para transferir sus embriones.
Cuando una mujer va a afrontar una FIV, o va a recibir embriones creados con óvulos de donante, una de las preguntas que con más frecuencia dirige al equipo médico es si es mejor transferir los embriones en el tercer o en el quinto día de desarrollo. ¿Qué significa esto?
Los óvulos de la madre, o de la donante, y el semen del padre, o del donante, se unen en el laboratorio (en un proceso que realiza un biólogo) para que, de esa fusión, se cree el embrión. Este proceso genera, normalmente, varios embriones, lo que permite al embriólogo efectuar una valoración de los mismos, observar cómo se desarrollan en sus primeros días, y ver cuáles son los que tienen más posibilidades de desarrollarse y de producir un embarazo.
En los últimos tiempos, muchas futuras madres piden a sus médicos especializados en reproducción asistida que les transfieran embriones que se han desarrollado en laboratorio durante cinco días, momento en el que ya se encuentran en la fase de blastocito.
Desafortunadamente no hay una solución perfecta, un protocolo que sea ideal para todas las transferencias de embriones.
Las circunstancias de los tratamientos que implican una transferencia de embriones no son las mismas para todas las mujeres. Aunque las lecturas en la red sugieran a menudo que el cultivo largo (llevar los embriones hasta el quinto día para luego transferirlos al útero) es la respuesta óptima, en realidad, como afirman los expertos, no hay que dejarse llevar por información demasiado genérica.
Lo primero, y ante todo, hay que comentarlo con el médico experto en reproducción asistida. Como suele suceder con la mayoría de las decisiones, hay que tomarlas después de tener en nuestras manos toda la información que se refiere a nuestro caso en concreto, no algo general. Sólo un experto posee todos los datos para poder aconsejar a unos futuros padres sobre el tipo de cultivo que los embriones deberían de tener.
El principal factor que determina si el cultivo largo es la mejor opción es el número de embriones que se tengan a disposición: a mayor número, mayor posibilidad de selección. Pero, por otro lado, siempre hay que tener en cuenta que no todos los embriones creados llegan a sobrevivir hasta un quinto día en el laboratorio, por lo que merece la pena afrontar el cultivo largo cuando, según la opinión del médico y del biólogo expertos en reproducción asistida, el número de embriones es suficiente.
Del mismo modo, también hay que valorar cómo se han desarrollado eventuales intentos anteriores de la paciente, si ha habido otras transferencias, y cómo ha sido el desarrollo de esos embriones.
En resumen, nunca hay una solución ideal válida para todos los casos. Por este motivo, es importante poder contar a nuestro lado con un equipo de expertos en reproducción asistida en el que se pueda confiar y con el que se puedan tomar decisiones acertadas.
