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El llamado “turismo reproductivo”

Publicado el jueves, 14 de abril de 2016 por Laura Marchesani

En ocasiones, los titulares periodísticos llevan a confusión a los lectores.

La prensa española publica una noticia en la que se señala el rol protagonista que el país tiene en dos cuestiones: el turismo y la reproducción asistida.

Elegir una clínica en España no es tarea fácil pues la oferta es amplia y, por añadidura, el nivel general de los centros de reproducción asistida es muy elevado tanto por los resultados que obtienen como por la atención que dedican a los pacientes extranjeros.

El personal de las clínicas que trabajan con el exterior sabe a la perfección que las mujeres que salen de sus países en busca de un hijo tienen a menudo sobre sus hombros un pasado doloroso y que, además, la decisión de desplazarse al extranjero para llevar a cabo el sueño de la maternidad difícilmente se toma con ligereza. Por fortuna, los centros que las acogen cuentan casi siempre con empleados que hablan otras lenguas para facilitar el camino a quien no habla español.

Pedir días libres para viajar

También es cierto que son muchas las mujeres que aprovechan sus días de vacaciones para efectuar los tratamientos. No olvidemos que una de las dificultades para quien viene de otro país a visitar a un experto en reproducción asistida es precisamente pedir permiso en el trabajo sin dar demasiadas explicaciones sobre el motivo del viaje. Es por ello que se espera a las vacaciones para realizarlo, de modo que se evita tener que justificarse ante nadie (incluyendo en ese ‘nadie’ asimismo a los conocidos o familiares con los que no se desea compartir esta elección).

En efecto, pues, en algunas ocasiones el viaje a la clínica elegida incluye etapas intermedias que hacen el camino más agradable y, en la mayor parte de estos casos, se planifica la visita médica como parte de un proyecto más “ligero”, como unas vacaciones, lo que permite crear una atmósfera menos pesada en los días previos al tratamiento.

Poco "turismo"

Pero observando la realidad con los números en la mano, la mayor parte de las mujeres extranjeras que llegan a las clínicas de reproducción asistida españolas se sienten como poco nerviosas. Son escasas y afortunadas las que eligen este camino con absoluta serenidad y lo incluyen en un tour vacacional. El componente emotivo es, obviamente, personal, pero muchas mujeres preferirían afrontar el tratamiento en su patria, tener un referente más cercano, y temen que la distancia geográfica sea, del mismo modo, un indicador de alejamiento y frialdad hacia ellas.

¿Mejor en España que en su país de residencia?

Todo esto sin contar con el hecho añadido de que quien viaja al extranjero para ser madre muchas veces lo hace porque en su país existen limitaciones legales y condiciones que consideran inaceptables, o bien costes demasiado elevados para el acceso a esas técnicas. Estas contingencias que empujan a buscar otros destinos pueden provocar resentimiento hacia el propio país.

En resumen, pensar que las mujeres extranjeras visitan las clínicas españolas para unir lo útil con lo placentero sería tener una visión demasiado estrecha de la cuestión.

Si desde un punto de vista psicológico afrontar un tratamiento médico con una mentalidad positiva es siempre un punto favorable, desde el punto de vista práctico no se puede ignorar que no es fácil tener o mantener esa serenidad, por las implicaciones que conlleva la reproducción asistida en cuanto al deseo de maternidad que no se puede cumplir de forma natural y, a mayor abundamiento, por la necesidad de tener que desplazarse al extranjero para encontrar una alternativa eficaz.

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