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¿Congelar óvulos o embriones?

Publicado el lunes, 26 de agosto de 2019 por Laura Marchesani

En un ciclo de fecundación 'in vitro', sobre todo cuando se desarrolla en el extranjero, es necesario valorar muchos aspectos prácticos para poder encajar todas las piezas del puzle y optimizar las posibilidades de éxito del tratamiento de fertilidad. Si, de por sí, no siempre es fácil organizar una FIV para quienes tienen ciertos compromisos familiares o laborales, es aún más complicado cuando hay por medio viajes en avión.

Para poder crear embriones que tengan opciones de dar vida a los tan deseados hijos, se deben tener óvulos y espermatozoides. La recogida y congelación de una muestra de semen es algo relativamente sencillo y no suele presentar problemas (aunque siempre es necesario pasar una consulta con un médico especialista y realizarse unos análisis previos en el país de origen) pero, por el contrario, la recolección de ovocitos necesita unas valoraciones más profundas.

Cuándo fecundar los ovocitos en la FIV

Si los óvulos a utilizar son los de la futura madre, es necesario que ésta acuda a la clínica de reproducción asistida, donde se procederá a la punción ovárica. Este acto médico puede implicar la necesidad de permanecer en la zona algunos días después del mismo. Una vez extraídos los ovocitos se puede proceder a su fecundación para crear los embriones.

Cuando se desea actuar de este modo la planificación del viaje es indispensable. Así, tras la extracción de los óvulos, éstos se tienen que fecundar casi de inmediato, por lo que el semen que se vaya a usar tiene que haber sido depositado en la clínica con anterioridad.

Evidentemente, si el futuro padre, o la persona que dona su semen, vive en los alrededores del centro de reproducción asistida, podría dirigirse a la clínica para depositar la muestra incluso durante la misma mañana de la punción -si al médico le parece aceptable o aconsejable-. No obstante, por lo general, dejar la recogida de los espermatozoides para última hora puede resultar arriesgado. En caso de que se decida proceder de esta manera, hay que tomar en consideración factores que pueden causar retrasos o impedir que se acuda al centro en los tiempos previstos (como el tráfico de las ciudades, un problema de salud, una gripe repentina,…), provocando que el ciclo tenga que posponerse.

Recoger primero los óvulos y luego el semen para el ciclo de fertilidad

Por todo lo expuesto, el orden de los acontecimientos debería ser: primero congelar una o dos muestras de semen y, a continuación, proceder a la punción de los óvulos, con independencia de que éstos sean de la futura madre o de una donante.

En ocasiones, las propias clínicas, con el objetivo de facilitar la organización de los futuros padres que llegan del extranjero, proponen llevar a cabo la extracción de los ovocitos y su congelación para, en un momento posterior, proceder a descongelarlos de cara a su fecundación. En este caso específico, hay que informarse con el ginecólogo de reproducción asistida para conocer de primera mano cuáles pueden ser las consecuencias de la congelación de los ovocitos y los posibles porcentajes de éxito.

Pueden existir diferencias en términos de resultados cuando se usan ovocitos frescos frente a congelados; por esta razón los futuros padres deben de estar informados.

¿Congelar embriones es seguro?

En general, sí. Como es obvio, el resultado de la congelación depende del laboratorio que los crea, congela y descongela, así como de la tecnología y la técnica utilizada y de la preparación del personal. Merece la pena invertir en clínicas con biólogos de prestigio para poder optimizar los frutos del ciclo de fertilidad.

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