Publicado el jueves, 21 de abril de 2016 por Laura Marchesani
Cuando se habla de fertilidad, casi siempre se termina haciendo referencia sólo al lado femenino de la misma: reserva ovárica, poca calidad de los ovocitos, edad, etc...
En efecto, la edad hasta la cual una mujer puede pensar en un embarazo natural está limitada por un reloj biológico bastante estricto mientras que, en general, para los hombres los márgenes son más amplios, lo que les permite valorar la paternidad con mucha más calma.
Conseguir un embarazo es siempre cosa de dos, por lo que cuando existen dificultades para una concepción natural es necesario que ambos miembros de la pareja se sometan a análisis específicos. De hecho, el factor masculino es responsable en un buen porcentaje de las dificultades que se puedan presentar.
Un análisis del semen es simple y normalmente no requiere ninguna preparación especial. Se trata de un examen veloz e indoloro, por lo que no existen excusas para no efectuarlo.
Las causas de problemas de fertilidad en los hombres son muchas y sólo un experto puede valorar correctamente la situación, tras haber solicitado todos los estudios necesarios para cada caso.
Existen, igualmente, estilos de vida y costumbres que sumadas pueden contribuir a provocar problemas en la fertilidad masculina.
En realidad, los consejos para los hombres son muy similares a los que reciben las mujeres embarazadas o, de un modo más amplio, los habituales para disfrutar de una vida más sana.
Por supuesto hablamos de alcohol y tabaco, o incluso de sustancias tóxicas en general, algunas de las cuales pueden estar ligadas a un determinado entorno laboral o a una profesión específica.
Para quien desea ser padre, un buen incentivo de cara a disminuir el consumo de alcohol y tabaco es precisamente la idea de tener que prepararse para la vida con un bebé, que habrá de integrarse en un ambiente sano y seguro que le permita crecer en las mejores condiciones.
También para los hombres, futuros papás, es importante la alimentación. No existen dietas mágicas pero es seguro que una alimentación sana y no hipercalórica es de gran ayuda. Nuestro estilo mediterráneo en la mesa es un ejemplo a seguir (y no sólo para la salud en un sentido amplio). Junto con unas costumbres sanas a la hora de las comidas, es recomendable tratar de mantener un peso controlado, evitando la obesidad y el sedentarismo: dos elementos que pueden influir en la calidad del semen, pero que se pueden controlar generalmente con un poco de atención en la cocina.
Obviamente, y como era previsible, también el estrés influye en este asunto, sobre todo porque, a causa de las alteraciones hormonales que conlleva, produce un descenso en los encuentros sexuales. No sería, pues, un verdadero motivo de infertilidad ‘per se’, pero su presencia sí hace que las cosas sean más complicadas.
Hay, además, otros elementos que influyen sobre la fertilidad que no suelen ser tan conocidos en primera persona. Se trata, por ejemplo, de los anabolizantes. Son sustancias químicas que aparecen en conversaciones o noticias relacionadas con el culturismo, u otras actividades deportivas, que mejorarían los resultados de los atletas. Las consecuencias de su uso pueden ser importantes para la salud; entre ellas se encontraría la azoospermia, es decir, la ausencia de espermatozoides en el semen.
Es evidente que un estilo de vida sano ayuda al objetivo de ser padre, y probablemente sea asimismo una buena medida para tener suficiente energía cuando llegue el bebé y el día a día obligue a un extra de trabajo doméstico.
