Publicado el jueves, 30 de abril de 2015 por Laura Marchesani
Hace pocos días, la comunidad científica internacional ha levantado la voz contra la modificación del ADN en embriones humanos que, por primera vez en la historia, ha tenido lugar en China.
Los investigadores de la Universidad Sun Yat-sen que han realizado este experimento han confirmado la noticia y han justificado la acción como un intento de modificar los genes responsables de la talasemia.
Según este equipo, los embriones usados no eran viables y, por tanto, jamás habrían podido desarrollarse y convertirse en bebés.
Pero la crítica proveniente de otros países es más amplia y profunda, pues este tipo de técnica, que no había podido llevarse a cabo con anterioridad, podría suponer el primer paso hacia la creación de bebés “a la carta”.
La noticia publicada en The Telegraph (http://www.telegraph.co.uk) nos traslada sin duda a lecturas y películas que, hasta hace poco tiempo, eran ciencia ficción y que hoy en día, por el contrario, están muy cerca de la realidad y provocan inquietud sobre las posibles consecuencias de estos experimentos.
La investigación ha sido publicada en la revista “Protein and Cell”, mientras que “Nature” y “Science” se han negado a incluirla por razones éticas.
La incomodidad de la comunidad científica internacional se deriva también del hecho de que los estudios genéticos deberían seguir una línea uniforme y unos parámetros que sean reconocidos, y por supuesto respetados, como correctos a escala global. Es por ello necesario un diálogo y un debate sin fronteras, que permitan definir los límites de la investigación científica y los experimentos que realiza, así como sus implicaciones y consecuencias en el bien común.