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Medicamentos y embarazo

Publicado el lunes, 14 de mayo de 2018 por Laura Marchesani

En cualquier embarazo se pueden presentar situaciones que provocan estrés, dudas y preguntas en los padres, sobre todo cuando se trata de imprevistos, es decir, de hechos para los cuales no se está preparado.

Una de las situaciones más comunes es la de una enfermedad no grave pero que ha de ser tratada, principalmente si quien la padece espera un bebé. Como es obvio, el consejo es siempre acudir a un médico para que valore la situación e indique la mejor terapia para el caso.

A menudo, los padres están asustados con la idea de tener que recurrir a fármacos durante el embarazo. En este tipo de situaciones, el médico es el profesional a consultar en caso de tener dudas, pues no sólo sabe cómo hay que actuar, sino que también puede contestar a las preguntas de sus pacientes.

Maternidad subrogada y medicinas

Naturalmente, también las gestantes -las mujeres que llevan adelante un embarazo para otras familias- pueden verse afectadas por enfermedades, virus, infecciones, etc… Además, siendo ellas mismas madres, a menudo tienen hijos pequeños que pueden traer de la guardería resfriados y microbios, con todo el potencial de riesgo que supone para su salud.

Como toda mujer en estado, la gestante debe de acudir a su médico o al hospital de referencia para que su situación sea valorada y se le indique qué hacer.

Padres intencionales y enfermedad de la gestante

En los casos en los que se trata de una gestación subrogada, el factor estrés vinculado a una enfermedad y a su terapia subsiguiente durante el embarazo se multiplica por la distancia, por la ausencia y por la sensación de impotencia que surge de este conjunto de factores.

Si la gestante no se encuentra bien y su médico le receta ciertos medicamentos, en muchas ocasiones los padres de intención se preocupan por los posibles efectos secundarios relacionados con el fármaco indicado porque, como le sucede a cualquier progenitor, el instinto de protección del bebé prevalece sobre todo lo demás.

Cuando el médico prescribe a la gestante unos fármacos, ello significa que este profesional ha valorado la situación, el factor riesgo-beneficio y ha diseñado para ella el tratamiento más adecuado a su dolencia y a su condición de mujer embarazada.

Asimismo, no hay que olvidar que las consecuencias de una enfermedad no tratada en una mujer encinta pueden ser graves por lo que, si el médico ha decidido que hay que tomar un medicamento, significa que existe la necesidad de hacerlo.

Cuando surgen cuestiones sobre los efectos secundarios de las medicinas, Internet no es la fuente más adecuada para hacerse aconsejar. Por este motivo, confiar en Google para entender si la gestante y el bebé están a salvo tomando cierto medicamento nunca es una buena idea. Si existen preguntas, la única manera de responderlas es la de hablar con el médico. Si la gestante tiene dudas a raíz de una prescripción, éstas tendrán que ser resueltas por su médico y será él quien deba dar a la mujer todas las explicaciones que necesite para que se sienta confiada. Si las interrogantes surgieran en el momento de llegar a casa, debería volver a contactar con el médico prescriptor o hablar con su ginecólogo de confianza de modo que obtenga la tranquilad necesaria tanto para ella como para los padres de intención.

Los padres siempre estarán algo preocupados por todo lo que le suceda a su gestante, pero han de saber que es prácticamente imposible mantener el control sobre lo que le acontece a esa generosa mujer al otro lado del océano. Por este motivo, tendrán que confiar en el sentido común y en la transparencia de la gestante y de los profesionales que la siguen durante su embarazo.

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