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Preservar la fertilidad

Publicado el jueves, 5 de noviembre de 2015 por Laura Marchesani

Está estadísticamente demostrado que, en el sur de Europa, tendemos a aplazar el momento de la maternidad. En términos generales nos planteamos tarde tener hijos -al contrario de lo que sucede en otros países- y muchas veces la población, y sobre todo las mujeres, no sabe lo que eso implica.

Una serie de razones, entre ellas la situación económica y la inserción tardía en el mundo del trabajo, empuja a muchas mujeres a posponer el momento de ser madres.

Si, en general, en nuestra sociedad existe cierta conciencia acerca de la necesidad de informar a los jóvenes sobre los métodos anticonceptivos, parece que no se ha desarrollado de la misma manera la preocupación por educar sobre la edad límite para poder concebir un hijo de forma natural.

De hecho, desafortunadamente, la calidad ovárica disminuye de forma muy rápida, independientemente de la forma física y del cuidado personal de la mujer; asunto del que algunos aspirantes a ser padres no son a menudo conscientes.

No existe una edad límite igual para todas las mujeres, pero los expertos aseguran que, a partir de los 35 años los ovarios empiezan a producir óvulos de menor calidad. Esto, en pocas palabras, significa que concebir un hijo con 30 años es más fácil que hacerlo con 40.

No obstante, hoy en día, la medicina de la reproducción asistida ofrece a las mujeres que, por cualquier motivo tienen que aplazar la maternidad, opciones viables para hacerlo, siendo la más valida la vitrificación de ovocitos.

Este es un tratamiento que se desarrolla en varias fases:

Para empezar, obviamente, hace falta consultar a un médico experto en reproducción asistida, que valora la situación y, a continuación, prescribe los medicamentos necesarios para la estimulación ovárica, además de indicar paso a paso cuándo será necesario efectuar ecografías de control. En el momento más oportuno se procede a la punción ovárica, que es la extracción de los ovocitos con la paciente en sedación ligera. Los óvulos se envían al laboratorio dónde se congelan con un método muy rápido usando unos protectores que evitan la formación de cristales de hielo en el interior de la célula.

Los ovocitos se descongelarán y se fecundarán con el semen de la pareja o de un donante en el momento en el que se desee el embarazo. Los óvulos pueden permanecer congelados durante años sin perder calidad.

Esta técnica abre la posibilidad de un nuevo futuro a aquellas mujeres en edad fértil que tienen que someterse a quimioterapia o a otros tratamientos que podrían influir negativamente en su producción ovárica, es decir, en su posibilidad de tener hijos. Gracias a esta técnica de reproducción asistida es posible preservar la fertilidad y ofrecer a las mujeres alternativas que hasta hace unos años no se podían imaginar.

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