Publicado el jueves, 2 de marzo de 2017 por Laura Marchesani
El camino de los padres que sólo pueden tener hijos con la ayuda de las técnicas de reproducción asistida incluye necesariamente entrar en contacto y apoyarse en una clínica especializada, cuyos profesionales diseñarán un recorrido 'a medida' para ellos.
A la decisión de recurrir a la reproducción asistida se llega tras una travesía absolutamente personal, ligada a la situación en la que se encuentran los protagonistas, a lo que han vivido.
Hay multitud de centros especializados y no es fácil orientarse a la hora de decidir -como ya hemos visto en otras ocasiones-. Esto se vuelve aún más difícil cuando se deben analizar las opciones existentes al otro lado del océano. Evidentemente, algunos parámetros que se usan para un primer filtro son los mismos que para las clínicas europeas pero, cuando se trata de tratamientos complejos como por ejemplo la gestación subrogada, hay otros elementos que valorar.
Es obvio que tener acceso a las opiniones de otros pacientes supone una gran ventaja, pues saber que otras personas se han encontrado a gusto y en buenas manos es siempre importante. No obstante, obtener información directa sobre un centro no es fácil en todos los casos. Sin contar, además, que muchas de las opiniones más accesibles son las que se encuentran en la red, es decir, escritas por desconocidos, que no tienen el mismo valor que las de las personas a las que podemos 'poner cara'.
Más allá de las pesquisas basadas en valoraciones de otros pacientes, en la información que ofrece el propio centro, en los servicios de los que dispone y en todos los aspectos más técnicos, siempre difíciles de valorar, existe un aspecto que sin duda preocupa a los futuros padres y que no es ni mucho menos clínico.
Cuando se debe afrontar un tratamiento de reproducción asistida en otro continente el factor económico se convierte en uno de los pilares de la valoración, ya que los costes se multiplican aunque sólo sea por el simple hecho de tener que realizar largos desplazamientos en avión, pernoctar en el lugar elegido, y afrontar necesariamente una serie de gastos añadidos e inevitables cuando se está fuera de casa.
Muchas clínicas de ultramar ofrecen a sus pacientes diversos tipos de paquetes, con mayores opciones y modalidades de pago, que prevén soluciones para diferentes situaciones.
Es muy útil tener acceso a contratos de esta naturaleza, que son más elásticos, para poder tener una idea del montante total a invertir en el tratamiento. Es un hecho que la reproducción asistida, a pesar de sus resultados cada vez más sorprendentes, no puede garantizar un embarazo. Incluso si todos los profesionales implicados dan lo mejor de sí para optimizar los tiempos, las energías y los recursos en pos de un objetivo común, existen factores que no es posible controlar y que podrían provocar retrasos en el proceso, modificaciones con respecto al programa preestablecido e inconvenientes que alargarían los tiempos previstos inicialmente para el tratamiento.
Es agradable saber que el personal de la clínica está preparado para afrontar las diferentes situaciones que puedan presentarse y ofrezcan las mejores soluciones, también desde el punto de vista del control de los gastos médicos. Si en un tratamiento hay factores que impiden conocer con precisión los pasos que será necesario acometer, sobre todo en el caso de la gestación por sustitución, tener un contrato con la clínica que defina desde el principio cuáles serán los costes, y que no contemple gastos extra en el caso de que no se obtenga un embarazo tras la primera transferencia de embriones, contribuye a mantener el nivel de estrés bajo control, al menos desde este punto de vista.