Publicado el miércoles, 12 de julio de 2017 por Laura Marchesani
Después de un tratamiento de fecundación 'in vitro' y la consiguiente transferencia de embriones, si el test de embarazo es positivo -causando la felicidad de todos- la pregunta que a menudo se hacen los protagonistas es en qué punto del embarazo se encuentran. La duda, obviamente, suele surgir sobre todo en la primera parte del mismo, cuando todavía no se ha llevado a cabo la primera ecografía de control. Esta prueba, que consigue proporcionar mucha información útil sobre cómo están evolucionando las cosas, no es tan eficaz si se realiza en las primerísimas semanas del embarazo.
Normalmente, la transferencia de los embriones, tanto si es a la futura madre como a una gestante en una maternidad subrogada, va precedida de una preparación farmacológica de la persona que los recibirá. En los tratamientos de reproducción asistida, aunque no hay fórmulas mágicas que garanticen el resultado tan deseado, se hace todo lo posible para intentar aumentar las probabilidades de éxito poniendo en marcha una serie de acciones sinérgicas, una de las cuales es la preparación de la mucosa del útero.
En general, entre los consejos del médico de reproducción asistida está, como se decía, el de preparar el útero de la mejor manera posible para acoger el embrión que se transferirá. Es decir, que el momento de la transferencia se planifica y cada paso es estudiado con detenimiento. De hecho, durante esta fase de preparación se suelen efectuar ecografías para comprobar que la reacción a los medicamentos prescritos sea la deseada, y que se esté creando el entorno ideal para la implantación del embrión. Si se confirma que el útero está respondiendo de forma adecuada, se puede proceder a programar la transferencia.
Si en una gestación conseguida naturalmente el cálculo de la semana de embarazo se hace basándose en la fecha de la última regla, cuando se trata de una fecundación 'in vitro', independientemente del hecho de que los óvulos sean donados o no, el proceso es diferente. El ovocito, como es sabido, no se ha fecundado naturalmente en el útero en un ciclo natural, sino en un laboratorio después de su extracción.
En el momento en que el médico le indica a la paciente que se haga el test de embarazo, dos semanas después de la fecha de la transferencia de embriones, el resultado que se obtenga debe de ser compatible con el que corresponde a la cuarta semana de gestación. Así, el decimocuarto día después de la transferencia se corresponde al primer mes de gestación. En otras palabras, se calcula como si la última regla hubiese sido dos semanas antes de la transferencia.
En este caso no es importante saber cuándo ha sido la última regla real para poder calcular la semana de embarazo, pues todo se desarrolla en un ciclo modificado medicamente con el objetivo de aumentar las posibilidades de éxito.
De todos modos, tan sólo hay algunos días de diferencia en base al tiempo que los embriones se hayan cultivado en el laboratorio. La divergencia, si se tiene cuenta este aspecto, no es muy significativa y el médico de reproducción asistida que ha seguido el tratamiento podrá proporcionar el dato con total exactitud.
