Publicado el miércoles, 29 de marzo de 2017 por Laura Marchesani
Todos los tratamientos de reproducción médicamente asistida se componen de un protocolo médico que precede a la técnica propiamente dicha, otro que la acompaña y un tercero que la sigue.
Existe, de hecho, una preparación previa al ciclo, que incluye una fase inicial con una serie de análisis y de valoración de la situación por parte de un ginecólogo especialista en reproducción asistida, quien toma nota de las circunstancias de la paciente y le diseña un recorrido a medida y una preparación farmacológica 'ad hoc'.
En esta fase es importante que la paciente tenga siempre acceso a su médico o a la enfermera que sigue su caso para resolver posibles dudas que podrían surgir respecto a las dosis y a las instrucciones de uso de las medicinas. Es sabido que, pese a que las indicaciones sean muy detalladas, las personas que se encuentran por primera vez en esta situación tienen que hacer un esfuerzo notable para interiorizar la información recibida y evitar que el ansia del momento distraiga la atención.
El entusiasmo y las expectativas están siempre presentes en estos momentos de preparación. La misma espera con análisis, consultas, visitas y preparativos tiene lugar en otros tratamientos de reproducción asistida como la donación de óvulos o la gestación subrogada, o "vientre de alquiler".
Con una buena dosis de espíritu positivo y paciencia, sin duda. Se trata de momentos muy estresantes desde el punto de vista emotivo, y la gestión de la angustia y de las expectativas puede ser difícil.
Con independencia del hecho de que la preparación sea la de la paciente y futura madre, la de la donante o la de la gestante siempre existirán, y así está previsto en los protocolos establecidos, momentos de espera en las distintas fases de un tratamiento de reproducción asistida.
Espera para los análisis previos, después para las citas durante el tratamiento y, más tarde, para poder proceder con la prueba de embarazo.
Los tratamientos de reproducción asistida, también en el caso de la donación de óvulos, la técnica que da mayores posibilidades de éxito, no ofrecen nunca garantías de éxito, por lo que el estrés de la espera del resultado de la prueba de embarazo es particularmente difícil de gestionar.
También en el caso de la maternidad subrogada existen fases en las que se está a la espera, que en la práctica son las mismas que en el resto de tratamientos de reproducción asistida. Desde el punto de vista emotivo, sin embargo, no vivir directamente, en primera persona, la experiencia médica hace que los futuros padres de intención estén particularmente ansiosos. Si sometiéndose ella misma al tratamiento, la futura madre analiza cada síntoma o sensación que asocia al mismo, en el caso de la gestación por sustitución los futuros padres querrían que la gestante se comportase del mismo modo para poder hacer previsiones sobre el resultado que se obtendrá. La gestante, que agradece el apoyo y el interés de los padres de intención por cualquier cosa que le suceda, ha de soportar al mismo tiempo el peso de las expectativas. Todo ello significa que es necesario encontrar un equilibrio entre la gestión eficaz de la propia angustia y la capacidad de continuar transmitiendo un mensaje de apoyo absoluto, fe y comprensión a la gestante, independientemente de lo que ocurra en el futuro. Compartir las sensaciones de modo positivo y ofrecer apoyo en los momentos difíciles son, sin duda, maneras útiles de reforzar un vínculo que poco a poco se irá haciendo más importante pero son, asimismo, instrumentos de autoayuda muy potentes para convivir con serenidad con los propios sentimientos.
