Publicado el lunes, 16 de diciembre de 2019 por Laura Marchesani
En aquellos países en los que las mujeres son libres y, de manera voluntaria, se postulan como posibles gestantes, los padres deben de tener en cuenta y aceptar todo lo que ello implica, a pesar de lo que a veces se puede leer en internet, en las redes sociales, en periódicos o en foros. Cuando la maternidad subrogada se lleva a cabo en un país ético, dentro de un marco legal basado en el respeto entre las partes, hay ciertas realidades que los futuros padres deben de conocer al inicio del camino, aún antes de pensar en ponerse en contacto con una clínica de reproducción asistida.
Garantizar la libertad de una gestante significa que esta generosa mujer decide libremente proponerse como "surrogate" para otra familia pero que, por esta misma razón, las decisiones que tienen consecuencias sobre su cuerpo las toma ella.
Como es obvio, existirán momentos de intercambio de opiniones entre los futuros padres y la gestante, propuestos por profesionales experimentados en la gestación por sustitución que pueden orientar esa comunicación, pero en ningún momento los padres podrán obligar a una gestante a actuar de una manera que ella no apruebe.
En consecuencia, quienes desean ser padres y tienen en la gestación subrogada su único recurso, pero no toleran que su propia gestante sea una mujer libre, se encuentran frente a un problema insuperable. Por este motivo, es recomendable informarse antes de dar los primeros pasos.
De la misma manera, cuando la gestante debe viajar por razones relacionadas con el tratamiento de fecundación 'in vitro' o el embarazo es necesario garantizarle una serie de comodidades, tales como unos horarios de vuelo aceptables y adaptados a sus compromisos familiares o ser acompañada por una persona de confianza de su elección. Cualquier otra opción no es admisible. Con independencia del coste que pueda tener un vuelo, pedirle a una gestante que haga tres escalas para ahorrar con respecto al vuelo directo no es una posibilidad tolerable.
Evidentemente, el compromiso económico que tienen que asumir los padres es elevado. Este hecho preocupa al 99% de los que empiezan un recorrido de gestación por sustitución, es decir, a todos los que viven de su trabajo y no tienen fondos ilimitados, pero las prioridades de un camino ético deben de ser claras puesto que los reembolsos de una gestante y de una posible donante hay que cubrirlos por completo.
Todavía hay personas que se acercan a la gestación por sustitución en Canadá o en Estados Unidos que, al principio, piensan que existe la posibilidad de controlar los gastos en los que se va a incurrir y obtener un presupuesto cerrado, pero esto es muy difícil, si no imposible, de garantizar.
Por todo ello, resulta importante conocer que todos los gastos relacionados con los tratamientos de la donante y de la gestante van a cargo de los futuros padres. Así como esas generosas mujeres se comprometen a actuar de forma ética, transparente y de buena fe, de la misma manera han de hacerlo los padres, quienes además tienen la obligación de respetar su privacidad y asumir los gastos que se generen.
No es difícil imaginar que la realidad asusta a muchos padres intencionales que temen no poder hacer frente a los costes, pero estar preparados con antelación es una obligación de todas las partes que se comprometen a colaborar en una gestación subrogada.
