Publicado el lunes, 21 de octubre de 2019 por Laura Marchesani
Casi todos los futuros padres intencionales que afrontan un recorrido de gestación por sustitución piensan que la fase de espera más complicada es la de la búsqueda de la gestante adecuada para ellos.
Dado que la mayoría son conscientes de la dificultad de encontrar a esa generosa mujer dispuesta a ayudarlos, pocos se sorprenden por el tiempo que las agencias invierten en la búsqueda.
Pero lo que sólo unos cuantos saben es que, una vez identificada la posible gestante para la maternidad subrogada, habrá más semanas de espera para poder organizar las consultas, los viajes, etc., para ella.
Si la gestante vive lejos de la clínica y el ginecólogo de la FIV lo autoriza, en ocasiones, los análisis requeridos se pueden efectuar en un laboratorio o en una clínica cercana a su domicilio. De esta forma, se le evita tener que hacer largos desplazamientos, incluso en avión, y estar fuera de su casa durante al menos dos días.
No todos los ginecólogos de reproducción asistida lo permiten: algunos, de hecho, prefieren que todos los test se hagan bajo su control directo, es decir, en la clínica de fecundación 'in vitro' elegida por los padres. Como es obvio, en estos casos, la gestante tiene que ser informada con antelación.
Normalmente, si todos los test se hacen dentro de la clínica de fertilidad, los plazos son un poco más cortos y se reduce la posibilidad de malentendidos sobre los análisis que aún no han sido efectuados o de inconvenientes relacionados con las pruebas a realizar.
Cuando, en cambio, la futura gestante se dirige a un médico externo al centro de fertilidad y la organización de las citas necesarias se deja en sus manos, las cosas pueden no ir tan rápido.
El ginecólogo de procreación asistida, para poder dar su visto bueno a una candidata a gestante, tiene que chequear todos los resultados de los análisis y test solicitados. Asimismo, debe de haber recibido una valoración positiva del psicólogo con el que ha hablado la gestante. Todas esas piezas deben de acoplarse y dar un resultado óptimo para permitir el comienzo de un ciclo.
Cuando los futuros padres de intención ven que las cosas están en marcha, empiezan a hacer previsiones sobre el tiempo que será necesario para obtener el ok del médico y, acto seguido, firmar el acuerdo entre las partes (padres y gestante), sin tener en cuenta que existe la posibilidad de que alguno de los elementos de ese puzle no encaje en el momento previsto, causando retrasos en el calendario marcado.
El dato más importante que se debe recordar es que merece la pena esperar, pues es fundamental que todo se encuentre bajo control para tranquilidad de la gestante y de los padres, así como para que el camino se recorra con seguridad.
Ver el proceso en toda su complejidad, con perspectiva, ayuda a comprender que postergar un mes o dos la transferencia del embrión no tiene demasiada importancia, sobre todo si es por el bien del futuro niño y de la salud de la gestante.
