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La nueva definicion de "infertilidad"

Publicado el jueves, 1 de diciembre de 2016 por Laura Marchesani

La Organización Mundial de la Salud (OMS) está trabajando en el establecimiento de una nueva definición de "infertilidad" y quiere que se reconozca como infértil a toda persona que no tenga hijos pero los desee.

A primera vista la nueva definición no sorprende, porque es obvio que "infértil" es quien no puede tener hijos: la novedad se encuentra en el hecho de que ahora no se añade ninguna especificación, es decir, que estarían englobadas en el concepto, por ejemplo, aquellas personas que no tienen pareja del sexo opuesto o que no mantienen relaciones sexuales.

¿Quién es infértil?

Como se decía, según la nueva definición, el individuo que no encuentra una pareja de distinto sexo o que, simplemente, no tiene relaciones sexuales también es considerado infértil. En consecuencia, no debe existir una razón médica, que en el pasado era condición imprescindible y parte integrante de la cuestión.

Ya no es necesario y exclusivo, pues, ser una pareja heterosexual que, a pesar de tener relaciones, no consigue que se haga realidad su sueño, sino que se incluye también a todas las personas que por distintas razones no pueden concebir por vías naturales.

Qué implica la nueva definición de "infertilidad"

Si las leyes permiten a las personas infértiles acceder a los tratamientos de reproducción asistida, el hecho de que se considere como tales también a los solteros y a los homosexuales abre las puertas a una situación completamente nueva, que podría provocar cambios en el marco legal y médico de varios países.

Obviamente no todos piensan que esta nueva definición sea correcta

Como era de esperar, la novedad no encuentra la aceptación de todos por una serie de factores. Ante todo hay que subrayar que, en la nueva definición, la voluntad, el deseo, de ser padre o madre tendría el mismo peso que un problema de origen médico. Ahora, por lo tanto, las circunstancias personales o sociales que impiden concebir, independientes y diferentes de las de origen médico, se sitúan en el mismo plano que éstas.

Este nuevo marco podría llevar a cambios normativos sobre reproducción asistida en muchos países. De hecho, si una pareja de hombres que desea tener un hijo disfruta de los mismos derechos que una pareja heterosexual se deberían adaptar los tratamientos ofrecidos también a las circunstancias de los primeros, lo cual significaría introducir la gestación por sustitución y garantizar que no habría exclusiones por razón de sexo y/o orientación sexual.

Muchos países ya ofrecen tratamiento de donación de semen a mujeres solteras o parejas de mujeres, como España y recientemente Portugal, pero son pocos los que abren sus puertas a los hombres que no tienen una pareja femenina.

La nueva definición que se propone se enviará a los ministros de Sanidad de los Estados miembros en 2017, lo que, obviamente, provocará debates de diferente naturaleza y, sin duda, rechazo en algunos casos.

Hay que tener en cuenta, como las críticas más duras han subrayado, que la nueva definición de infertilidad parece no considerar la base del proceso natural de la concepción y sustituiría una necesidad médica por otra de tipo más social, poniendo el derecho del individuo de crear su propia familia en el mismo plano que la imposibilidad física de llevarlo a cabo, entendida ésta como la incapacidad de una pareja heterosexual, sexualmente activa, de llegar a la concepción después de doce meses de relaciones no protegidas.

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