Publicado el martes, 18 de septiembre de 2018 por Laura Marchesani
Cuando se afronta un camino de paternidad a través de una gestación por sustitución ética se hace con la tranquilidad emocional que ofrece un país que controla el proceso en un marco legal, médico y social que es claro y correcto.
Las gestantes que eligen libremente serlo y convertirse en las protagonistas indiscutibles de la felicidad de otras familias invierten parte de sus vidas, y de sus propias familias, en un proyecto con riesgos, muchos esfuerzos y que conduce a un cambio trascendental. Por todas estas razones, casi siempre esperan que los padres intencionales sean pacientes y agradecidos con ellas. La relación que se crea entre la nueva familia y la gestante puede llegar a ser muy intensa y mantenerse a lo largo de los años. Muchos padres piensan que la figura de la gestante tiene que ser parte de la vida del hijo -pues es la persona que ha hecho posible el milagro- y, en consecuencia, mantener la relación con ella así como un dialogo transparente con los hijos se convierte en una prioridad.
Curiosamente, cuando se explica a un niño cómo ha nacido, su reacción suele ser de mucha tranquilidad. Los niños –que a su corta edad no tienen tabúes- son mucho más flexibles de lo que creemos los adultos. Es evidente que el modo de transmitirlo se tiene que adaptar a su edad y situación, pero contarle a un niño que ha nacido gracias a la ayuda de una gestante es parte de su proceso vital y, por consiguiente, le ayuda a tomar consciencia de sí mismo para el presente y el futuro.
Con el objetivo de favorecer la transparencia en la familia y poder explicar a los niños de qué manera se nace gracias a la ayuda de una gestante o "surrogate", existen cuentos infantiles, con dibujos y textos sencillos, que son un medio muy interesante para hacerlo.
Mientras la gestación por sustitución y la reproducción asistida en general sufran el prejuicio social -la mayoría de las veces por ignorancia- quedará ese estigma de que es necesario el silencio sobre todo lo relacionado con el asunto. Se sigue alimentando, así, un círculo vicioso alrededor de las fecundaciones 'in vitro' que lleva al silencio, a la vergüenza, al juicio,...
Los primeros que deberían estar informados sobre sus orígenes son los niños nacidos con la ayuda de la ciencia de la medicina de la reproducción asistida. Su necesidad de saber de dónde vienen -y gracias a quienes- es fundamental. Es tarea de los padres ayudarlos en la comprensión y darles las herramientas adecuadas.
Como ya se ha dicho, existe la idea generalizada de que la maternidad subrogada es un camino de fecundación 'in vitro' para parejas gais, pero la realidad refuta este mito ya que la necesidad de una gestante está presente en la vida de muchas parejas heterosexuales en las que la mujer sufre condiciones particulares que le impiden quedarse embarazada. También pensando en ellos se están difundiendo libros para niños, hijos de padres que han tenido que recurrir a la gestación por sustitución, que ofrecen una narración adecuada a su situación.
Desear un hijo hasta el punto de tener que recurrir a una gestante, invertir tantos esfuerzos para dar una vida, no debería ser motivo de vergüenza sino de orgullo. Acaso las generaciones futuras serán capaces de aceptar y respetar a las familias que se forman de modos no tradicionales, pero en un entorno de respeto y amor.
