Publicado el martes, 21 de agosto de 2018 por Laura Marchesani
Obviamente, pensar en qué tipo de persona será la mujer que llevará adelante el embarazo de nuestro hijo y que lo dará a luz es inevitable.
En los países que tienen un marco legal y unos protocolos que tutelan a ambas partes -padres intencionales y gestante-, y en los que las candidatas son mujeres libres que deciden de manera desinteresada ayudar a otras familias a hacer realidad su deseo de tener un hijo, se sabe que la protagonista de la gestación por sustitución será especial.
Por mucho que los padres que han vivido la experiencia de tener hijos gracias a la gestación subrogada puedan haber disfrutado una experiencia muy buena en determinadas condiciones, ello no significa que una gestante de características parecidas a la suya sea la mejor opción también para otros.
Es decir, no se trata de trazar guías a seguir de manera exhaustiva pues cuando hablamos de gestación subrogada lo hacemos de personas, expectativas, flexibilidad, transparencia, etc. No existe una gestante con el trabajo perfecto que todos los padres intencionales deberían buscar, sino que existe una persona muy generosa que podría querer conocer a los futuros padres y decidir ayudarlos.
En Canadá y en Estados Unidos, de hecho, quien da el primer paso es siempre la candidata gestante, ya que es ella la que indica si quiere entrar en contacto con cierto tipo de familia y no al contrario.
De la misma manera, preguntarse si es mejor una gestante casada, divorciada, con un hijo o tres,… implica no encontrar una respuesta porque, como se decía, se trata de personas: por un lado, los padres intencionales, por el otro, la gestante -junto con su familia y sus amigos-. Cada individuo es una historia 'per se' y su forma de ser y de gestionar la relación con el otro son únicas. Es difícil, pues, generalizar y, además, casi siempre resulta inútil ya que prever lo que podría pasar es definitivamente complicado.
En general, si existen peticiones especiales por parte de la candidata gestante y de los futuros padres intencionales, éstas deben de estar claras desde el primer momento para garantizar la transparencia y evitar desilusiones. No obstante, más allá de algunos puntos específicos que para algunas personas pueden ser fundamentales, sería siempre aconsejable mantener cierta flexibilidad y apertura. En realidad se trata de hacer previsiones sobre el tipo de relación que se tendrá con personas que todavía no se conocen.
Ser claros con nosotros mismos, con la pareja y con la agencia que busca a nuestra gestante sobre las prioridades es un gesto de honestidad y de madurez, pero las relaciones humanas, como se decía, sobre todo cuando son de una naturaleza tan especial, pueden ser sorprendentes si se siguen las reglas del respeto, de la gratitud, del cariño,.. Por todo ello, la capacidad de adaptación llega a ser un elemento fundamental.
Como es obvio, los valores y las motivaciones que empujan a una mujer a ofrecerse para ser gestante son importantes para ella misma pero, también, para los padres, que querrán conocerlos para así determinar si los comprenden y los comparten y, a continuación, hablar con ella y saber más cosas sobre su vida y su familia. Del mismo modo, la candidata a gestante deseará conocer a los padres intencionales, sus inquietudes, sus deseos, para decidir si se siente cómoda ayudándoles a cumplir un sueño.
Es este un proceso que necesita algo de tiempo, pero la paciencia será recompensada con un final que hará felices a ambas partes.