Publicado el miércoles, 3 de mayo de 2017 por Laura Marchesani
La medicina de la reproducción asistida ayuda a aquellas personas que desean ser padres pero que, por diferentes razones, no consiguen que su deseo se haga realidad.
Los motivos que llevan a algunas personas a dirigirse a una clínica especializada en fecundación 'in vitro' son múltiples. A veces las causas que hacen que sea difícil o imposible coneguir un embarazo son identificables, pero otras no, o por lo menos no de manera inequívoca.
Los factores que influyen negativamente en las posibilidades de éxito cuando se busca tener un hijo pueden ser, incluso, múltiples. Desafortunadamente, cuando estas causas no son claramente identificables, la frustración de los protagonistas puede convertirse en un gran peso que llevar sobre sus hombros.
Entender el porqué, darle un nombre a lo que origina las dificultades, es una ayuda desde el punto de vista psicológico, independientemente del hecho de que, desde la perspectiva médica, las posibles soluciones existan y puedan ser las mismas tanto para las causas desconocidas como para las conocidas.
Hay casos en los que la fecundación 'in vitro' permite conseguir un embarazo pero no se llega al nacimiento, lo que provoca un gran dolor. El aborto espontáneo es, sin duda, una de las experiencias más dolorosas que una persona puede vivir. Por este motivo, a menudo se aconseja la asistencia de un psicólogo especializado, un profesional que puede ser importante en estas situaciones, no sólo para asumir la pérdida, sino también para aliviar la sensación de frustración y el sentido de culpabilidad que pueden acompañarla.
Para buscar una solución en los casos de abortos repetidos, existen técnicas de la medicina de la reproducción asistida que, gracias a test que se efectúan en los embriones, ayudan a aumentar las posibilidades de éxito.
Es conocido que, en algunos casos, los embriones que se desarrollan no tienen las características necesarias para poder seguir creciendo en el útero.
El proceso, en su primera fase, es igual al de una FIV estándar, es decir, una estimulación ovárica, una punción, y una fecundación de los ovocitos que tiene lugar en el laboratorio. Sucesivamente, cuando los embriones se han desarrollado, se les extraen unas células sobre las que se efectúa una prueba. Los resultados de estos análisis dan información importante para entender cómo son los embriones a disposición y permiten, de esta manera, seleccionar los que tienen más posibilidades de desarrollo para ser transferidos.
Una de las técnicas más usadas, sobre todo en los ciclos de reproducción asistida en EE.UU. o en Canadá, es la del diagnóstico de las aneuploidías, un test que permite conocer si los embriones tienen la carga genética correcta, o sea, el número normal de cromosomas.
Algunos ginecólogos especializados en reproducción asistida han notado que el porcentaje de embarazos y partos sucesivos aumentan si se efectúa este test en los embriones, por lo que se lo aconsejan a todas sus pacientes. Obviamente, cada caso ha de ser valorado por el médico especializado, pues se trata de asuntos muy delicados.
Este tipo de análisis se sugiere también en ocasiones en tratamientos de gestación por sustitución con la intención de reducir al máximo el estrés de la gestante, y también de los padres de intención. Si los resultados del centro de reproducción así lo aconsejan, el médico podría recomendar el PGS para seleccionar con mayor seguridad el mejor embrión a transferir, aumentando de este modo el porcentaje de posibilidades de conseguir no sólo el embarazo, sino también el nacimiento. Con esta decisión se optimiza la transferencia de embriones y se reduce el número de intentos necesarios para conseguir que el sueño de ser padres se haga realidad.
