Publicado el jueves, 12 de enero de 2017 por Laura Marchesani
Es muy difícil resumir en pocas líneas todas las preguntas a las que tienen que dar respuesta los futuros padres antes de decidir si afrontar una gestación por sustitución.
La complejidad del tratamiento, y todas sus implicaciones médicas, legales, psicológicas, prácticas,… obliga a una larga y articulada reflexión.
Además del respeto mutuo, uno de los ingredientes que ayudan a vivir una gestación subrogada en plena serenidad es la transparencia entre las partes -entendiendo por "partes" a padres y gestante-.
Las expectativas de ambos protagonistas suelen ser elevadas, por lo que las agencias de profesionales con experiencia invierten mucho tiempo en hablar en profundidad antes del tratamiento. Es muy importante saber qué se espera, compartirlo y estar abierto a escuchar las indicaciones de quien les guía.
Así, ante todo, se debe ser honesto con uno mismo con respecto a los deseos y las expectativas; a continuación hay que saber expresar las incertidumbres y las dudas; y, en último lugar, tras escuchar otros puntos de vista, saber volver sobre las posiciones propias si es necesario.
¿Los padres desean tener un hijo o dos? Esta es una pregunta siempre difícil de responder porque la mayoría de los padres declara instintivamente que sería muy feliz si tuviera dos niños, pero la realidad atenúa en ocasiones su entusiasmo y los empuja a repensar su idea inicial.
Como es sabido, cualquier embarazo conlleva una serie de riesgos. Si, por añadidura, este es múltiple aumentan las posibilidades de que se produzcan complicaciones como, por ejemplo, la obligación de reposo absoluto para la gestante o un parto prematuro que provocaría que los bebés pasasen tiempo en la incubadora, por citar un par de ellos.
¿Aceptará la gestante llevar adelante un embarazo gemelar sabiendo que se trata de una elección que supone un riesgo? Obviamente no todas las candidatas están dispuestas a ello, lo que haría necesario centrarse en personas que no sólo aceptaran esta elección de los padres sino que estuviesen entusiasmadas con ella.
Sobre este aspecto, además, hay que tener en cuenta que algunas agencias de gestación por sustitución aplican una política de SET (Single Embryo Transfer) y rechazan las peticiones de gestaciones múltiples, pues desean evitar a priori cualquier complicación que pudiera surgir.
Si la parte contractual, es decir el acuerdo escrito entre gestante y padres, es necesaria en una gestación subrogada lo es más aún el debate que la negociación de su contenido implica. Ningún pacto escrito puede prevalecer sobre la salud o los deseos de la gestante, quien tiene siempre la última palabra en cuestiones como el aborto o la reducción fetal. Por esta razón, estos asuntos, aunque poco agradables y difíciles de tratar, se tienen que afrontar antes de empezar el tratamiento.
Así pues, es muy difícil imaginar una gestación por sustitución en la que no exista un diálogo entre los padres y la gestante ya que lo que permite el buen funcionamiento de esta colaboración para alcanzar el fin común es la comunicación misma.
