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La gestación subrogada y la distancia

Publicado el jueves, 2 de febrero de 2017 por Laura Marchesani

Cuando se decide llevar a cabo una gestación por sustitución en un país extranjero las situaciones a las que nos enfrentamos son siempre muchas y, en ocasiones, imprevisibles.

Los futuros padres desearían, en la mayoría de los casos, saber cuáles son los pasos que se deben dar, en qué orden, en qué momento, etc. El conocimiento da tranquilidad y la idea de que exista un esquema con tiempos y maneras de proceder crea una sensación de control.

En realidad, el camino de la gestación por sustitución es bastante 'personalizable' y cada padre de intención, ya sea soltero o pareja, se encontrará frente a posibilidades y opciones que al principio no imaginaba.

Desde el inicio se percibe, como es obvio, el deseo natural de controlar la situación pero, justo cuando se empiezan a entender todas las variables que podrían entrar en el procedimiento e influir en los pasos futuros, se alcanza el tan deseado embarazo (momento de inmensa felicidad), y comienza una fase de aún mayores incertezas.

Vivir cada minuto del embarazo

La gestante es una persona que generalmente tiene una casa, hijos, una pareja, un trabajo, amigos y familiares que ocupan su vida y llenan su cotidianeidad. Además, habla otra lengua y vive lejos.

Cada padre desearía poder tocar la tripa que acoge con amor a ese niño tan deseado, saber qué se siente cuando da pataditas, comprobar los signos del embarazo y ayudar con ellos,... pero en la gestación subrogada esto no es siempre posible.

Mantener el contacto en la distancia

Incluso si los padres y la gestante mantienen conversaciones vía teléfono, e-mail, etc. el contacto nunca podrá ser permanente. Aunque exista el deseo de conocer siempre todo de manera inmediata, la realidad no suele ofrecer esa posibilidad. Por ello, muchas veces, los padres deben luchar contra su deseo de llamar a la gestante con frecuencia para poder vivir, junto y a través suyo, los pasos de ese embrión que crece.

Fiarse de la gestante

Como hemos dicho, la gestante tiene tareas que ocupan su día a día, lo que hace que no pueda estar siempre disponible para largas charlas con los padres. Establecer a priori cómo y cuándo se estará en contacto es siempre una buena idea. El huso horario y la disponibilidad personal a lo largo de la semana pueden hacer difícil el encaje de llamadas de larga duración, por lo que siempre son necesarias la flexibilidad y la comprensión.

Preguntarse si la gestante estará comiendo suficiente, si tomará las vitaminas que le han recetado, si estará trabajando demasiado,... son pensamientos comunes a todos los futuros padres. Por este motivo, conviene recordar que las gestantes ya han tenido embarazos, que son madres, y que son conscientes de la importancia de esta fase para la vida del bebé y de sus progenitores.

Por desgracia, no es posible mantener en la distancia el control sobre todo lo que sucede. El único modo de conservar la calma en esta situación es ofrecer a la gestante el voto de confianza que necesita, renunciando a la inmediatez. Si la gestante sale del médico y no puede llamar a los padres en ese mismo momento para contarles las buenas noticias será probablemente porque no dispone de tiempo para hablar con calma o porque prefiere hacerlo desde casa, es decir, en un lugar tranquilo y que ofrece la posibilidad de conversar con serenidad.

Conseguir controlar el ansia ayuda a vivir con más tranquilidad y felicidad la especial cotidianeidad de un futuro padre a distancia y, en consecuencia, la de su generosa gestante.

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