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Transferir embriones en fresco o congelados

Publicado el miércoles, 17 de mayo de 2017 por Laura Marchesani

En los tratamientos de FIV o fecundación 'in vitro' tanto con ovocitos como con espermatozoides donados o propios, hay varios factores que influyen en el porcentaje de éxito.

El primer paso es pedir una valoración de un médico especializado en reproducción asistida para entender cuál es la mejor solución posible. Si, efectivamente, se aconseja una fecundación 'in vitro', la siguiente consideración será acerca de los gametos que formarán los embriones.

¿Usar óvulos propios o donados?

A pesar de que toda mujer desee transmitir su código genético a sus hijos, hay situaciones en las que eso no es posible y la única alternativa que ofrece buenas posibilidades de conseguir un embarazo es la donación de óvulos.

La ventaja objetiva de este tipo de tratamiento de reproducción asistida es la de poder contar con ovocitos de una mujer joven y sana.

La edad de la donante es fundamental para el éxito porque la calidad ovárica está estrechamente relacionada con los años cumplidos por la mujer. Los embriones creados utilizando óvulos de una mujer de 28 años tienen unas posibilidades de éxito muy superiores con respeto a unos gametos que provengan de una mujer de 40.

Este elemento es importante en todos los tratamientos de reproducción asistida, independientemente del hecho de que los embriones se transfieran al útero materno o al de una gestante para una maternidad subrogada, pues si los embriones provienen de ovocitos de una mujer joven hay más posibilidades de que se desarrollen y den vida a un bebé.

Cuando se hayan obtenido los embriones, existen dos procedimientos distintos para transferirlos al útero materno o al de la gestante, diferentes desde el punto de vista logístico. Así, se pueden transferir en fresco, es decir a los pocos días de su creación, o congelados.

¿Qué valorar para decidir si transferir embriones en fresco o congelados?

Cada clínica de reproducción asistida tiene unas estadísticas de éxito específicas para ambas modalidades, por lo que, como siempre, la decisión se debería de tomar después de hablar con el centro que lleva a cabo el tratamiento de fecundación 'in vitro'.

A veces, los futuros padres tienen 'a priori' la idea de que una transferencia de embriones en fresco es la mejor opción, pero no siempre las cosas son así, por una serie de factores que hay que valorar en su conjunto.

Cuando se crean los embriones para una FIV, significa que existe una persona -la madre o la gestante- que se está preparando para recibirlos en el propio útero.

Por ello, así como la donante tendrá una estimulación ovárica previa a la punción, la receptora también tendrá que prepararse farmacológicamente para acogerlos en las mejores condiciones.

Para que la transferencia se pueda hacer en fresco hay que coordinar la preparación de dos mujeres, detalle no tan sencillo, sobre todo si hablamos de dos personas que viven en países diferentes. En esta última situación, de hecho, aumentan las posibilidades de que pequeños inconvenientes relacionados con el viaje y los medios de transporte puedan, de repente, poner patas arriba la planificación.

Incluso cuando se trata de una gestación por sustitución o maternidad subrogada hay que valorar todos los elementos que son parte del proceso. Al tener que tutelar a la gestante, intentando reducir al máximo sus visitas a la clínica de reproducción asistida y haciendo hincapié en la necesidad de que tome los medicamentos, es aconsejable proceder a su preparación sólo cuando los embriones ya están creados y congelados.

En conclusión, la decisión se debería de tomar después de una valoración global de la situación particular de cada caso y con el consejo de los expertos involucrados.

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