Publicado el lunes, 17 de febrero de 2020 por Laura Marchesani
La sinceridad y la transparencia entre las partes -padres intencionales y gestante- se encuentran siempre en la base de una gestación por sustitución ética, aunque existan cuestiones que, en ocasiones, los padres desconozcan o de las que no entiendan su importancia.
Además de la necesidad de ser honesto con uno mismo con respecto a las expectativas de futuro en la relación con la gestante y de contestar con transparencia a las preguntas que las agencias hacen, hay algunos aspectos de la vida personal de los padres que se deben de compartir con la futura gestante y, aún antes, con la propia agencia que se ha elegido.
Las gestantes que viven en países del primer mundo -que eligen libremente la familia a la que quieren ayudar- deben de tener toda la información para poder tomar su decisión con conocimiento. Por este motivo, las agencias hacen a los futuros padres una serie de preguntas acerca de sus expectativas, además de solicitarles información personal útil para encontrar a la candidata más adecuada para ellos.
La orientación sexual de los padres también se debe declarar, así como si el futuro padre (o madre) es soltero o tiene una pareja con la que comparte su vida.
Aunque este aspecto personal de la vida de uno mismo pueda resultar difícil de compartir, estos detalles son muy importantes tanto para la futura gestante como para la agencia (que desea, como es justo, que la candidata tenga toda la información que necesita).
El papel de la agencia no es el de emitir juicios sobre aspectos privados de la vida de los futuros padres, sino el de asegurarse de que la gestante sepa en qué tipo de familia vivirá el niño al que dará a luz.
A un futuro progenitor puede parecerle superfluo contarle a la agencia con quién vive, pero para la gestante, por el contrario, puede ser fundamental. De hecho, no todas las gestantes, por poner un ejemplo, querrían parir un hijo para un padre soltero o para una pareja del mismo sexo o para una pareja heterosexual. En otras palabras, la candidata podría tener ciertas preferencias o algunos requisitos que para ella son importantes con respecto a la familia con la que va a colaborar y es necesario no ocultar información.
Asimismo, si la gestante descubriera en un momento posterior que el futuro padre (o la futura madre) no ha sido transparente con ella, la relación, que como se decía antes se debería fundamentar en la confianza mutua, podría tambalearse, creando situaciones difícilmente solucionables desde el punto de vista humano y emocional.
Obviamente, la ayuda de una gestante es imprescindible e insustituible para un futuro progenitor, de ahí que las necesidades de esta generosa mujer sean prioritarias.
Escucharla y respetar sus exigencias es muy importante en todo momento. Esto sirve también para aquellas situaciones difíciles desde el punto de vista logístico: esos momentos en los que estar físicamente cerca de la gestante es complicado.
Así, adentrarse en este camino también implica que, cuando la gestante avisa a los padres de que ha roto agua, éstos han de ponerse en marcha de inmediato para estar junto a ella y el niño cuanto antes, como si el embarazo lo estuvieran viviendo en su propio cuerpo. No puede haber ningún compromiso que tenga prioridad sobre esto porque, cuando un hijo está a punto de nacer todo lo demás puede y debe esperar.
La planificación cuando se espera un hijo que nacerá en otro país es necesaria precisamente para asegurar que se podrá partir de inmediato para ejercer enseguida el papel de padre.
