Publicado el jueves, 5 de enero de 2017 por Laura Marchesani
En el mundo del trabajo, pero también en la sociedad en general, se identifica automáticamente la figura de la mujer en el momento de ser madre con la del progenitor que se hará cargo del hijo, incluso cuando también existe un padre.
Esta situación, que sigue manteniéndose por tradición en nuestra cultura, ha causado múltiples desequilibrios. En el entorno laboral, de hecho, las mujeres no tienen acceso en muchas ocasiones a ciertos puestos de responsabilidad pues se tiende a pensar que si ya es madre, o cuando lo sea en el futuro, tendrá menos disponibilidad y faltará más al trabajo. Las consecuencias de esta visión de la paternidad se notan cuando se observa la edad en la que las mujeres empiezan a pensar en ser madres, con todas las dificultades que conlleva buscar un embarazo en edad "madura".
No debemos olvidar el punto de vista masculino sobre este asunto. Casi siempre, el nuevo papá querría pasar todo el tiempo posible con su hijo cuando éste está en esa fase tan especial que es la primera infancia, pero muchas veces no se lo puede permitir por razones profesionales.
Para hacerlo realidad, finalmente se ha hecho efectiva una medida que se había aprobado hace años pero que, por diversas razones, se había quedado aparcada a la espera de tiempos mejores.
A partir de este mes, los hombres que acaban de acceder a la paternidad podrán disfrutar de un permiso de cuatro semanas. El mismo derecho se les garantizará en caso de adopción o acogida, con variación en el número de días si se trata de dos o más niños.
España, siempre a la vanguardia y en constante movimiento hacia la plena igualdad no sólo entre hombres y mujeres sino también entre familias con padres del mismo sexo, incluye también en esta norma a las parejas homosexuales.
Si se suman las semanas de permiso de las madres con las de los padres, el total es de 20. Al comparar este número con otros países, como Suecia -donde los permisos sumados llegan a 16 meses- o Noruega, nos damos cuenta del camino que aún queda por recorrer.
Existen también empresas que, después de valorar esta novedad, han decidido mejorar el permiso de paternidad para sus trabajadores. Obviamente se trata de casos aislados, pero es interesante ver que en algunas compañías privadas se empieza a tomar en consideración la "felicidad" o, al menos, cierto equilibrio personal y familiar para poder ofrecer al trabajador unas condiciones óptimas, además de fomentar la igualdad entre progenitores.
Aunque, por diferentes razones, la situación actual no encuentra el aplauso de todo el mundo, no cabe duda de que se está intentando continuar con la promoción de un mínimo de igualdad entre hombres y mujeres, ayudando a ambos sexos a repartir las responsabilidades y la ilusión de la paternidad de un modo más igualitario.
Si tener un hijo es una elección de dos, sus consecuencias, tanto las positivas como las que lo son menos, deberían repartirse también, para empezar a modificar esa tradición de familia cuyo peso recae sobre los hombros de la mujer.
