Publicado el martes, 28 de abril de 2020 por Laura Marchesani
A pesar de lo que muchas personas piensan, la gestación subrogada es un camino de reproducción asistida en el que las partes -padres intencionales y gestante- tienen que encontrar un acuerdo con respecto a las condiciones y a los plazos del recorrido.
En ocasiones, este último aspecto es difícil de gestionar tanto para los padres, que desean hacer realidad su deseo de tener un hijo cuanto antes, como para la gestante, que obviamente puede tener compromisos en una temporada específica del año o no desea desplazarse a la clínica en determinados meses.
En las últimas semanas, los proyectos de muchas familias han quedado suspendidos por la pandemia del COVID-19 pero, sin duda, en cuanto se pueda viajar de nuevo y las clínicas de reproducción asistida tengan un protocolo especifico para evitar contagios, todos los ciclos de reproducción asistida retomarán su curso.
En estos días, algunas gestantes, aunque vivan en zonas en las que el virus no representa una amenaza como sucede en España, prefieren aplazar la transferencia del embrión para evitar cualquier riesgo innecesario y proponen a los padres proceder con la misma entre los meses de septiembre y octubre.
Ante todo, ellas prefieren pensar en fechas en las que es posible que la amenaza del coronavirus esté menos presente. Además, muchas madres de niños pequeños desean dedicar el verano a sus hijos que están de vacaciones en casa y, por consiguiente, no quieren tener compromisos tan importantes.
Ya sean sus razones de un tipo u otro, o se trate de ambas simultáneamente, si la comunicación entre las partes es fluida y existe la confianza de base imprescindible, se puede decidir de común acuerdo esperar a la temporada del año que más convenga a las necesidades de la gestante.
No obstante, en el momento actual, debido a la suspensión de algunas actividades en las clínicas de reproducción asistida, es realmente difícil programar con fechas exactas el comienzo de la preparación para recibir el embrión, así como planear con seguridad la descongelación y transferencia del mismo para meses cercanos tales como mayo o junio, por ejemplo.
Se trata de un acuerdo entre padres y gestante que también debe contar con la aprobación del médico de la clínica de fertilidad que sigue su caso. Si el ginecólogo aconseja esperar un mes o dos para empezar la preparación por cualquier razón, su opinión será la que determine la decisión final.
Asimismo, antes de la transferencia se deben de llevar a cabo una serie de análisis y, a continuación, una preparación farmacológica, es decir, que no se trata de un proceso inmediato sino, al contrario, de una planificación pensada con detenimiento y enfocada a que todos -gestante, padres y clínica de reproducción- estén preparados en el momento en el que sea necesario.
